viernes, 10 de enero de 2014

Chispa








Categorización de la Universidad de Guayaquil

Por: Jhony Molina

La incertidumbre que genera la categorización  "D" a la universidad de Guayaquil por parte del CEAACES es evidente, y más aún si sumamos la desinformación y discurso incendiario difundido por grupúsculos estudiantiles que responde a intereses que pretenden caotizar la necesaria transformación de nuestra alma mater.
Quienes están interesados en desestabilizar las actividades académicas son los mismos retardatarios responsables de la ignominia administrativa que por varias décadas convirtieron a la universidad en su feudo donde predomino la prepotencia, la corrupción, el sometimiento al estudiantado en donde se los obligaban a cancelar pagos abusivos de seminarios, uniformes   (medicina y filosofía ) libros y cuestionarios, la comercialización de matrículas y notas, además del abuso de autoridad y acoso de ciertos profesores. Todo esto sumiendo en la indefensión al estudiantado.
Conscientes somos, que bastaba estar alineados con el MPD o SOCIALCRISTIANOS para conseguir amparo e impunidad, que hicieron de organizaciones estudiantiles verdaderos cuerpos represivos que a garrote y arma en mano sometían a quienes osen en denunciar y poner freno a tanto abuso.
Por supuesto que hay todavía mucho por hacer en nuestra facultad, pero también sabemos que el caos es generado por grupos de estudiantes vinculados al enemigo de la facultad Oscar Ayala y al MPD agazapados de la nefasta Aso. Escuela actual para reelegirse, confabulando con ex autoridades destituídos por su ineptitud y unos cuantos empleados agazapados que entorpecen los tramites de los estudiantes.
Es justa la categoría "D" otorgada a nuestra amada universidad otrora cuna de lucha popular, defensora de los derechos colectivos, libertad y justicia social.

La corrupción Universitaria


Por: Carlos Marx Gualpa

Nuestra Facultad dispone del "capital intelectual" suficiente para constituirse en la "masa crítica" adecuada para producir su autorregeneración, pero es necesario que los compañeros estudiantes como titular de nuestra facultad, ejerza su derecho a pedir cuentas sobre lo que es suyo, a través de los órganos máximos de la Educación Superior y, en su caso, quienes se hacen llamar A.E.D los supuestos representante de los estudiante de la Escuela de Derecho; pero en la realidad ni ellos mismo se representan en sí mismo. La corrupción es muy común en nuestra sociedad, las estructuras caducas, jerárquicas, a funcionales y cerradas, como es nuestra Facultad son el caldo de cultivo ideal para su manifestación. La sociedad desconoce e ignora a la Facultad, la Administración apenas tolera su existencia y quiere controlarla hasta la asfixia; diversas que aquejan a nuestra querida facultad. Las causas de la corrupción deben buscarse en la propia biología: el sentido de tribu, de grupo de intereses, el ansia de poder, la testosterona mal regulada, la envidia, los egos desaforados, el parasitismo, el ansia de poder y el sentirse funcionario públicos o supuestos CATEDRÁTICOS se suman a un ambiente poco propicio para la transmisión de información relevante, para la formación de la juventud, para la investigación substancial. Hay pocos puestos de trabajo y muchos candidatos capaces, como consecuencia se producen cambalaches al faltar lo esencial, la responsabilidad y la capacidad de control de la institución. La incapacidad de superar las muchas trabas del sistema contencioso-administrativo, las dotaciones y en definitiva quienes van a trabajar o no trabajar en este entorno. Es esencialmente una lucha por el poder, en la que la honradez y seriedad constituyen un serio inconveniente. La Administración contribuye al oscurantismo al preferir una Facultad pobre, inoperante y triste pero controlada a una Facultad motor del cambio social. ¿Qué podemos hacer? Hablar, explicar, denunciar, insistir en el cese de las corruptelas económicas, aprovechar hasta el límite nuestras posibilidades y evitar que impere cada vez más la mediocridad casposa megalomaníaca, endogámica. Hay que hacer que los estudiantes reaccionen para que podamos tener una Facultad que corresponde al nivel de las más grandes universidades del mundo. Los estudiantes debemos exigir a la administración las reformas necesarias para que nuestra Facultad sea efectiva, libre, rica en ideas y en conocimientos, con una docencia e investigación de calidad, y no la mediocridad de algunos paupérrimos que se hacen llamar CATEDRÁTICOS que cada uno de nosotros sabemos con nombres y apellidos a quienes nos referimos y que lo único que hacen es vulnerar las normas de nuestra facultad y hacen los que les da la gana y es en donde que el mérito propio sea el principal mérito de cada uno de los estudiantes, la representatividad y la responsabilidad sea un compromiso de todos y no de palabras hueras; y es en donde que debemos tener una Facultad limpia de enjuagues económicos, capaz de regirse y controlarse en lo funcional y que sea el compromiso de todos los estudiantes en cuanto a la erradicación de la pudrición del ser humano como lo es la CORRUPCIÓN.